jueves, 27 de enero de 2011

PSICOANÁLISIS: ¿DÓNDE ESTÁ LA MEMORIA?


Todos sabemos que nuestra capacidad retentiva es mucho más amplia de lo que nos pareciera en primera instancia. Nuestra memoria es capaz de arribar a nuestra mente recuerdos que creíamos olvidados porque en el aparato psíquico la energía no se destruye, sino que se reprime y se transforma.

La represión consiste en un mecanismo a través del cual se mantienen alejados de la conciencia a determinadas representaciones. Cuando una persona se enfrenta a un estímulo displacentero que le provoca un aumento de la tensión en el aparato psíquico, trata de eliminarlo para reducir dicha tensión. Si el estímulo procede del exterior, el medio de defensa más adecuado será la fuga. Pero cuando se trata de un estímulo pulsional procedente del interior del sujeto, la fuga no es posible, ya que uno no puede huir de sí mismo. El mecanismo que se aplica entonces es el de represión, alejando esos contenidos de la conciencia.

La memoria es inconsciente y los contenidos y recuerdos que llegan a nuestra conciencia lo hacen a condición de ser desplazados, condensados para poder burlar la barrera de la represión. De ahí que todos nuestros recuerdos sean encubridores, es decir, sustitutos deformados de impresiones que al sujeto le resultaron desagradables o intolerables, con las que se encuentran asociados.

Nuestro sistema de percepción no posee capacidad para conservar las modificaciones, es decir, carece de memoria. Sin embargo, desde el interior del aparato, son constantemente enviadas al sistema perceptor y retiradas de él inervaciones de carga psíquica. Es como si lo inconsciente desplegase, por medio del sistema receptor y hacia el mundo exterior unos tentáculos y los retrajese una vez comprobados los estímulos; de este modo sólo se perciben los estímulos cargados de energía psíquica por esos tentáculos propios de cada individuo, los estímulos libidinizados por el ser sujeto del lenguaje y sus significantes.

Los recuerdos conscientes siempre aparecen contaminados, deformados, por los deseos inconscientes, que utilizan las huellas mnémicas con las que tienen algún punto de contacto, para burlar el mecanismo de represión y llegar a la conciencia con el único objetivo de expresarse.

Todos nuestros recuerdos nos muestran los hechos, no como fueron, sino como decimos que fueron al evocarlos, siguiendo una serie de principios muy ajenos a los de fidelidad histórica.

La imagen de percepción en realidad no existe, no existió nunca, en tanto que para convertirse en una huella de memoria fue transformada por el sujeto. La imagen de percepción fue lo que quedó fuera del sistema, el encuentro con la cosa, el objeto “a”, la ausencia de objeto para el deseo.

A la pregunta, ¿qué es la memoria? ¿Dónde se encuentra ubicada? Respondemos:

La memoria no está en ninguna neurona. No es huella psicofísica, ni recuperación consciente, es puesta en acto, un deseo como realizado en la realidad material presente, un proceso transaccional. Un intento de llegar a la imagen de la percepción inalcanzable. Una regresión.

Es por eso que la memoria es en el decir y también en lo que en el intento de decir, no se dice, o tropieza o yerra. Y en la interpretación que transforma todo lo anterior.

Virginia Valdominos
Psicóloga Psicoanalista
Tfno. 918259854 Móvil: 664222008
www.virginiavaldominos.com

No hay comentarios:

Publicar un comentario