lunes, 14 de marzo de 2011

No podemos tomar la defensa de la moral sexual convencional y aprobar la forma en que la sociedad intenta resolver, en la práctica, el problema de la vida sexual. Podemos decir a la sociedad que lo que ella llama su moral cuesta más sacrificios de lo que vale, y que sus procedimientos carecen tanto de sinceridad como de prudencia. (...) Aquel que después de haber luchado contra sí mismo consigue elevarse hasta la verdad, se encuentra al abrigo de toda inmoralidad y puede permitirse tener para su uso particular una escala de valores morales muy diferente de la admitida por la sociedad.

Sigmund Freud.